Por: Calanda Palacios

Una de las mejores canciones de Kase. O, sin duda alguna es “Esto no para”. En esta canción, Kase. O muestra y plasma en cada una de sus palabras un gran descontento social y político hacia el mundo actual.

Y es que mientras Dios está en el firmamento, en la tierra Lucifer se está encargando de seducir a la humanidad con mil tácticas disfrazadas de mujer:

  • Democracia
  • Religión
  • “Libertad”
  • “Justicia”

Estos son algunos de los vestidos que utiliza la maldad y el poder, para conseguir sus ambiciones personales aunque el precio que tengan que pagar sea la muerte de inocentes o incluso la de ellos mismos.

Al escuchar “Esto no para», puedes sentir que renace y crece en ti la inconformidad y el odio hacia el sistema que nos controla, porque, ¿cómo puede ser que los medios de comunicación pregonen y prediquen buenas nuevas o nos bombardeen con mensajes de paz y tolerancia cuando todo está tan amañado, cuando millones de personas mueren alrededor del mundo con el único propósito de satisfacer los deseos y las “necesidades” de unos cuantos?

Hay muertes derivadas de la democracia, de la religión, de la justicia y de la libertad. Estos sustantivos a pesar de tener una connotación positiva terminan siendo manejados de una manera tan vil que al final terminan convirtiéndose en sus antónimos. Y es así como la democracia se transforma en tiranía, la religión se convierte en miles de muertes patrocinadas por el fanatismo religioso que juzga y condena sin cesar; la justicia y la libertad se vuelven injusticia y esclavitud, respectivamente, para servir a los propósitos de unos cuantos.

Portada del álbum «El Círculo»

Y entonces puedes darte cuenta que el poder y la corrupción siempre se disfrazan porque son inteligentes, que no distinguen entre género, edad, clase social o raza, y en su nombre matan y maltratan animales, niños y mujeres.

En el mundo actual hay muertes por la guerra, muertes por la droga, muertes por la lucha de poder. Y muchos sabemos todo esto, por experiencia propia o porque lo vemos en los medios de comunicación y en nuestras redes sociales, pero no hacemos nada y nos sentamos en la comodidad de nuestro sillón o de nuestra cama a criticar al sistema desde nuestros teléfonos inteligentes; algunos otros ni siquiera critican, porque están en condiciones tan privilegiadas que los hace vivir en la apatía constante hacia el pueblo que sufre de hambre, de violencia, hacia quienes están sumidos en la drogadicción y la explotación.

Las leyes son blandas con los que más daño hacen a la sociedad a la que se supone que deberían de servir. Duarte sale de prisión bajo condiciones ridículas que son puestas por el juez, “otro ladrón sale riendo del juzgado”; mientras que muchos inocentes se pudren y ven pasar su vida detrás de unos barrotes por delitos “menores”. Entonces, ¿para quién se hizo la ley?, ¿se hizo para unos cuantos?, ¿” funciona” sólo para los hijos del juez, para los hijos del rey?

Y ante todo esto, nadie dice nada, o muchos decimos mucho, pero no podemos cambiar de manera significativa al sistema o hacer un cambio verdadero porque todos estamos tan ocupados trabajando, enfiestados, mal viviendo, sufriendo, deprimidos, ansiosos y dañados por el mismo sistema capitalista que nos crea necesidades falsas, o viviendo momentos de efímera diversión para escapar un poco de nuestra triste realidad.

En nuestra sociedad actual, cuando más de dos se levantan y se expresan, cuando algunos ya muy hartos deciden manifestarse, los altos mandos hacen más ruido con sus AK47, sus carros bombas, con M16 y MAC-11 y cultivan el miedo. El ejército creado para salvaguardar el bienestar de la sociedad es usado por el poder como un brazo opresor y aniquila a todo aquel que se levanta y que quiere luchar por causas justas, aniquila a sus semejantes, al pueblo que los vio crecer. “Ayotzinapa”, “Atenco”, “Tlatelolco”, para todos estos indignados que alzaron la voz tuvieron perros preparados y lograron silenciarlos… Ahora nadie sabe nada de ellos, nos siguen faltando 43, hay mil versiones de los hechos pero nadie sabe si son reales, y cada año recordamos con tristeza e indignación a todos los que han muerto por llenarse de valor y decir “¡Ya Basta!”, y seguimos viviendo en automático mientas algo sorprendente sucede…

Pero un día, según la visión utópica de Kase. O y la mía, todos nos sentiremos con tanto frío, que nos empezaremos a mover; todos nos cansaremos de tanto esperar el milagro de la justicia, que comenzaremos a movernos y a luchar, y entonces quizá ahora sí todo cambie.

Cada que escucho esta canción del disco “El Círculo” de Kase. O, el buen humor, la esperanza y el espíritu de lucha, mezclado con inconformidad y tristeza, se avivan en mí y puedo escucharla por horas para sentir que echan raíces en mi interior el valor y la justicia, aunque sea por unos minutos.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *